Fr. Miguel Márquez
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Días de Silencio y Oración animados por Fr. Miguel Márquez en Ávila, llevados a cabo los últimos días del año 2013.
Miguel nos dice que hay que despertar la palabra que tienes que despertar dentro de ti, propone una palabra, y pide al Espíritu Santo para ponerse a la escucha de la palabra que en este momento yo siento que tengo que acoger.
Uno necesita espacios, en que se deje entrar en un silencio que le ayude a comunicarse mejor consigo mismo. Lo necesitamos mucho, yo personalmente, nos dice Miguel, necesito que el Señor me meta en ese silencio. Para comunicarme bien, para comunicarme mejor, para poner un poco de calidad en la forma que tengo de decirme, de escuchar, de relacionarme, de mirar, de pasar por la vida, de hacer cualquier cosa que tengo que hacer. Yo necesito un cierto silencio y una cierta soledad.
Hemos elegido días de fin de año, que son días que se prestan mucho a estar metidos en ese ajetreo, en ese exceso de actividad.
Es muy interesante que terminemos el año regalándonos un tiempo, para dejarnos en presencia del Señor, en un lugar en el cual sentimos que ayuda a la serenidad, a que el río corra, que mi vida se acompase a otro ritmo, no el que yo suelo querer y marcar, sino aquel que necesita mi verdad interior, como soltar un poco y dejar que mi ritmo sea el que internamente siento que necesito.
¿Qué tema os sugiero para estos tres días?
Me ha parecido que podía ser una idea interesante el terminar el año, en lugar de dirigiendo una mirada a nosotros, puede ser un momento bonito para dirigir la mirada al Señor y bendecirle, que al final del año nuestra vida se vuelva en alabanza y en bendición: «Te bendigo, Señor, te alabo». .
Volver al Señor y bendecirle, y para ello he elegido tres Cánticos, para hacerlos vuestros y que pasen por vuestro interior. Rondaremos a través de ellos.
· El primero de Efesios 1, 3-10 (Bendito sea Dios…), un cántico en el que Pablo está lleno del Espíritu Santo.
· El segundo cantico, lo conocéis bien, es el Benedictus, es el cántico de Zacarías. Es una exultación de gozo.
· Y el tercero el Magníficat, vamos con María a bendecir al Señor. María, mujer libre de sí misma, la última de las criaturas, que no se miraba en el espejo de su propia consideración. Nos preguntaremos, ¿qué es tener puro el corazón?
Leeremos algún texto de Isabel de la Trinidad, que precisamente ella dice que su nombre es el nombre que aparece en el Cántico de Efesios: «Alabanza de Gloria». Tocaremos a Dios como eterno presente, el Ser simple. Nos preguntaremos ¿cómo se hace la voluntad de Dios?, ¿cómo se sabe si estás haciendo el plan de Dios, o estás siguiendo el tuyo, al que quieres que Dios ponga su firma?
Cada uno de nosotros tiene una peculiaridad, una música, un nombre…, eso es lo que la Biblia dice, tu nombre es la forma en la que Dios tiene de nombrar tu vida. Y una persona va encontrando su casa, su lugar, se va encontrando, cuando se deja nombrar por Cristo, cuando siente que su vida es nombrada, es habitada por su voz, y tú te dejas nombrar, y eso es encontrar tu misión, ese es tu oficio.
Dice Juan de la Cruz, «ya no guardo ganado», que nos pasamos la vida guardando ganado, con cansancio y agobio, pero cuando uno se deja nombrar por el Señor, uno encuentra que su oficio más importante es ser como El te nombra para los demás, y eso uno tiene que descubrirlo, y para ello te ayudan los demás.
Dejarse nombrar.
Luego leeremos unos textos del Papa, que son muy sabrosos, que no tiene desperdicio, que tocan más cuestiones de la psicología que nos afectan así más directamente.
Textos preciosos y bonitos para orar.
Estos días son de acoger lo que es verdad en nosotros para recolocarnos, volvernos a situar.
Para presentarle al Señor lo que somos, para decirle al Señor, aquí estoy, aquí me tienes…, tal vez una de las oraciones más simples que hay en la Biblia. A veces sólo decir eso ya vale, no hace falta decir más, aquí me tienes aquí estoy, aquí me tienes ante de ti.
En estos días la expresión aquí estoy, la entrega de la vida al Señor, se traduce en adoración, que es una actitud tan bonita, de rendir la vida al Señor.
Vamos a intentar cultivar alguna de estas actitudes para acercarnos a él y estar con él.

Susurra esta brisa suave:
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