Madeline es una dulce niña de tres años que tiene una fascinación adorable con los trenes. Su deseo de cumpleaños se hizo realidad cuando llegó a montar en tren por primera vez!
Esta es su reacción capturada en video por su padre… no tiene precio!
Es la alegría de un sueño hecho realidad, es un burbujeo simple, que surge solo, realmente abrumadora la inocencia natural de la infancia que apagamos injustamente en nuestra edad adulta.
Madeleine se mueve por el anhelo del corazón, que tiene la capacidad de absorber sin diluir los placeres simples de la vida cuando se pone delante de un tren por primera vez, recibiéndolo como regalo de cumpleaños.
¡No puede contener esta alegría pura!
La niña tiene una mano sobre su boca, sus ojos están llenos de entusiasmo, y el asombro le hace saltar, mientras el tren aparece en la plataforma. Ella grita "¡oh bondad!", en la incredulidad de llevar a cabo un sueño en el momento de subir al tren.
Madeleine, que ahora está a punto de cumplir cinco años, es de Nashville, Tennessee. Ella quería un viaje en tren más que cualquier otra cosa en su tercer cumpleaños.
Cuanto más pequeños somos, más nos admiramos de las cosas sencillas y corrientes de la vida.
La admiración es oración que no se puede contener, no se puede guardar, brota sola.
Os deseo una mirada como la de Madeline, como la de Teresita de Lisieux, como la del niñ@ que llevamos dentro.
Que veamos las cosas como la primera vez, la vida siempre nueva, recién estrenada de las manos de Dios, y que siendo nuestro deseo más que cualquier otra cosa, el Padre Dios nos lo muestra como regalo en el anden por donde pasa el tren de la vida.
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2 comentarios sobre “La oración es admiración ante las cosas sencillas”